Durante
mucho tiempo hemos venido escuchando hablar de los grandes grupos que controlan
la económica del país, y su ingerencia además en las principales dediciones
gubernamentales. Carlos Malpica en su libro “Los Dueños del Perú” explica
desmesuradamente estas reflexiones, en la que los monopolios y oligopolios a
través de cuotas de directores, gerentes y una nutrida red de trabajadores
concentran la propiedad privada y el poder empresarial en el Perú, y es que
finalmente la competencia de precios, calidad, servicios, post venta y
promociones seria sólo una utopía.
Para
alguien que profesa las coincidencias seguramente le será completamente natural
pensar que similares redes se han constituido en el Perú con el boom de las
Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD), más conocidas como
ONGs. Millones de dólares vienen siendo transferidos cada año por los llamados
entes cooperantes, todo en nombre de los pobres. Sin embrago, y luego de más de
cinco décadas de ayuda internacional, es necesario preguntarnos ¿Cuánto han
aportado las ONGs al desarrollo y a la mejora de la calidad de vida de los
grupos sociales supuestamente beneficiados con sus proyectos?
El
año pasado (setiembre), la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI)
informó que en el 2005 la Cooperación Internacional No Reembolsable (CINR), que
va a parar directamente a las ONGs y eventualmente a instituciones estatales
alcanzaron los US$ 584’609,660.00, mientras que en el 2006 la suma fue de más
de 495 millones de dólares y en el 2007 la cooperación internacional bajo a US$
457’173,835.00, en este mismo año el Perú representó el 0.4% de la Ayuda
Oficial al Desarrollo (AOD) a nivel mundial. Como se puede ver, las cifras
fueron disminuyendo principalmente por que los entes cooperantes empezaron a
voltear su mirada a países del continente africano y otras zonas del planeta,
donde el subdesarrollo y la exclusión social es más severa.
Como
es de esperar, inmediatamente las ONGs, mejor dicho, las grandes y fortalecidas
redes no gubernamentales saltaron de sus cómodas posiciones para rebatir los
datos oficiales sobre la reducción de la pobreza (34.8% en el 2009 según el
INEI), la inclusión social y el crecimiento económico, que fue producto de las
políticas pro inversiones, apertura comercial y el buen manejo macroeconómico y
fiscal desde los años 90s. No es coincidencia que las ONGs, con el absurdo de
ser los representantes de la sociedad civil
hayan acompañado desde principios de este milenio a cuanto grupo social
saliera a las calles exigiendo un mejor trato y en defensa de sus derechos
fundamentales. Fue curioso ver por ejemplo a las ONGs de derechos humanos
acompañando a Alberto Pizango en su última visita a la curva del diablo para
recordar el sangriento “baguazo”, los medios de comunicación informaron que
hubo vigilia, música de fondo y coloridos subvenirs, todo financiado por estas
entidades.
Para
no ir muy lejos, en Puno en el año 2007 las ONGs obtuvieron la cifra de 14
millones 806 mil 161 dólares (más de 42 millones de soles) producto de la
cooperación internacional (tanto de fuentes oficiales y privadas). Según
algunos datos de la APCI , actualmente están vigentes 21 ONGs en la región, 15
de ellas con sede en el distrito de Puno, adicionalmente están las
organizaciones nacionales y supranacionales como Care Perú, Usaid, Profonanpe,
Solaris Perú, Paz y Esperanza, entre otras que también tienen proyectos en
Puno.
La
APCI presentó a inicios de año los resultados de su plan anual de fiscalización
para el 2009. Una de las principales conclusiones es que el 34% de las ONGs en
el Perú que reciben ayuda internacional cometieron presuntas irregularidades.
Esto esta en etapa de investigación por la misma entidad estatal.
Es
bastante conocido que las ONGs vienen impulsando y embanderando cuanta medida
de protesta hubiera en el Perú, debido también a las malas políticas de
redistribución de la riqueza por parte del régimen aprista, no seria ninguna
casualidad que haya proyectos con financiamiento internacional que estén
dirigidas por ejemplo a la no concretización de propuestas como la Central
Hidroeléctrica de Inambari, tal como sucede en Madre de Dios, en donde ONGs
ambientalistas vienen confundiendo a la población (según reporte de Radio Madre
de Dios).
A
propósito de esta reflexión, el año anterior la Comisión de Relaciones
Exteriores del Congreso de la Republica aprobó un dictamen que modifica la Ley
de la APCI , por el cual se prohibió expresamente a las entidades receptoras de
la cooperación internacional a propalar cualquier mensaje que constituya una
incitación a la violencia. Este proyecto aún falta ser debatido en el pleno de
la representación nacional.
Es
necesario señalar también que en la actual coyuntura electoral se viene
vociferando que las ONGs y sus redes en Puno estarían propiciando la
candidatura de un personaje para la presidencia del Gobierno Regional, con el
añejo cuento de la integración entre quechuas y aimaras ya que la mamadera se
les va acabando, como si AQUÍ no tuviéramos la suficiente capacidad de ver la
realidad.
Quiero
culminar esta reflexión citando un enunciado del estadounidense James Petras,
profesor de la Universidad de Binghamton (Nueva Cork – EE.UU:), en la que dice,
"las ONGs se han convertido en empresarios de la pobreza, ya que no son elegidos
por las comunidades donde supuestamente trabajan y utilizan a los pobres como
fuente para conseguir financiamiento de los visitantes de países ricos. Eso se
debe a que muchos integrantes de las ONGs son ex comunistas, ex socialistas y
ex dirigentes populares. Ahora, sin embargo, son jefes, les gusta tener
secretaria, vehículos 4x4 y gozar de los privilegios que antes criticaban. La
mayoría de ellos tienen estilos de vida exuberantes y sus parejas están
cansadas de soportarlos en el activismo político… Para ellos, someterse a los
intereses de los donantes, les abrirá la puerta a lo que desean: colegios
privados para los hijos, comer fuera tres veces por semana y pagarle a una
mucama para que limpie la casa. Sin duda, poder disfrutar de ese nivel de vida
actúa como una poderosa fuerza de atracción para quienes han pasado un tiempo
en la lucha de clase y se han cansado de ésta. Ahora todos estos ex
izquierdistas prefieren integrar la clase media y proyectar una imagen
progresista"...
