Por Edgar Cutipa Quispe
E-mail: edgarcutipa@gmail.com
A raíz de las distintas protestas sociales registradas en nuestro país en contra de la actividad minera, varios medios de comunicación, funcionarios del Estado y especialistas pronunciaron un sinfín de versiones sobre las posibles soluciones a la actividad extractiva y su impacto en el medio ambiente y la sociedad, sin embargo; muy pocos voceros del gobierno y el Congreso de la República salieron a exponer las acciones que se adoptarán para apaciguar el ánimo de la población que hoy está en pie de lucha, contra la industria minera.
En su reporte de conflictos sociales (número 86) del mes de abril (2011, la Defensoría del Pueblo, informa que hay un total de 233 movimientos sociales en el país, de ellos el 50,2% (117) corresponde a conflictos socio ambientales, es decir, con alguna vinculación a los proyectos o empresas extractivas mineras y de hidrocarburos, le siguen los conflictos por asuntos de gobierno local con 11,2% (26 casos), y los conflictos por asuntos de gobierno nacional con 10,3% (24 casos).
Como se aprecia hay una cantidad significativa de medidas de protesta, principalmente focalizadas en contra de la minería, ¿Acaso la principal razón, es la desinformación y la mala utilización política de los dirigentes?; Porque en gran medida, al momento del dialogo, las masas sociales tienen una sorprendente predisposición para hallar una salida pacífica al problema, pero casi siempre hay alguna voz que no quiere ningún tipo de dialogo, por eso es necesario e importante redoblar esfuerzos para comunicar bien y escuchar mejor.
La voz más importante del gremio minero es la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), y es esta institución la que ha venido propulsando algunas soluciones a los conflictos y publicando información sobre los beneficios de la minería, algo que el gobierno sigue sin formularlo eficientemente.
No cabe dudas que nuestro país, se ha convertido en una nación de demostrado potencial minero, este sector representa más del 60% de las exportaciones, más del 40% del Impuesto a la Renta (IR) proviene de las mineras, el rubro se ha convertido en la principal fuente para financiar proyectos de desarrollo a través del canon y otras contribuciones, y también contribuye como impulsador del sector construcción y por ende, participa activamente en la contratación de mano de obra.
La cartera de proyectos en el sector hidrocarburífero del Perú en los próximos años alcanza los US$ 9,000 millones, una cifra muy elevada si la comparamos con los US$ 329 millones de 1996, mientras que la cartera de la inversión minera bordea los US$ 42,000 millones según el MEM (Ministerio de Energía y Minas), mientras que Chile sigue llevándonos la delantera porque su cartera de proyectos mineros alcanza los US$ 50.000 hasta el 2015, y posee una cartera de inversión en proyecto energéticos proyectada de US$ 28,589 millones (según entidades gubernamentales de Chile).
El Perú figura dentro de los países más atractivos desde el punto de vista del potencial geológico (según el Fraser Institute Survey 2006/2007) con 76 puntos en una escala del uno al 80, solo igualado por Chile y secundado por México y Brasil. En los últimos 10 años obtuvimos inversiones por US$ 11,379 millones, sólo el 10% del territorio con potencial minero ha sido explorado, ocupamos el segundo lugar en América Latina y sexto en el mundo en inversiones en exploración. El Perú se ha convertido según U.S.Geological Survey-USGS en el primer productor de oro, zinc, estaño y plomo a nivel latinoamericano; y, a nivel mundial, es el primer productor de plata y segundo productor mundial de cobre.
La región de Puno por ejemplo posee 16 unidades mineras en operación y 69 proyectos en exploración, que ocupan el 1.40% del territorio. La Dirección Regional de Energía y Minas (DREM) señala que hay 326 pequeños productores mineros y 239 pequeños productores artesanales, esta jurisdicción tiene un importante potencial minero, se ubica en el tercer lugar a nivel nacional en cuanto a reservas de zinc, cuarto en plata, sexto en oro, décimo quinto en cobre y posee cantidades exorbitantes de uranio (aún no determinados).
Ante este panorama, ¿Como negarnos la posibilidad de aprovechar correctamente nuestros recursos naturales? , ya que, debidamente utilizados podría impulsar nuestro desarrollo, es cuestión de aplicar las reformas que aún se esperan. Ya se viene hablando con fuerza sobre la aplicación de un impuesto a las sobreganancias mineras, que fue incluso avalada por el Banco Mundial, lo que está en discusión es si se emplea a la productividad o a la utilidad de las compañías extractivas.
De igual manera, se debe impulsar una reforma legal en cuanto a mejorar los estándares para la evaluación de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de estas empresas, tal vez incluyendo algunos alcances de los esquemas del Banco Mundial, como lo vienen recomendando las organizaciones ambientalistas, pero lo más importante, desde nuestra óptica es mejorar los canales comunicantes entre Estado, empresa y sociedad, si ninguno de estos sectores entiende la importancia de la minería para el país, muy pocas cosas mejorarán, los conflictos sociales se dan en buena cuenta por la mala información y por la pasividad de las mineras frente a la contaminación al medio ambiente. Busquemos un desarrollo sostenido y sustentable en la explotación de los recursos naturales.